A principios del siglo XIX se comenzó a probar el manganeso en aleaciones de acero, y se comprobó que endurecía el acero sin hacerlo más frágil.
Curiosamente, se ha encontrado manganeso en las minas de hierro utilizadas por los espartanos, y se piensa que tal vez sea debido a esto la especial dureza de sus aceros.
También lo usaron romanos y griegos para colorear vídrios, y para hacerlos más transparentes.
Y antes de ellos, en la prehistoria se usó en las pinturas rupestres.
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